Alejandro Flores

27.8.08

Escribir me enferma

A wevo, padrino, de Mario González Suárez




Para el escritor mexicano Mario González Suárez, la literatura es una indagación pesada que exige al escritor no ser ingenuo sino valiente para aproximarse al abismo de lo real, aún sabiendo que la consecuencia física de este ejercicio es enfermar.


Sobre la escritura de su última novela, A wevo, padrino, menciona que "hace años yo trabaja de noche, fumaba y bebía mucho. Pero ahora todo lo he hecho en la mañana, con la luz del sol". Y es que "tiene partes que son muy macabras y muy fantasmagóricas. Y prefería tener la luz del sol para resistir todo lo que estaba viendo al escribir una novela así”.


Por eso ahora "me voy a dedicar a descansar y a trabajar en un proyecto fotográfico. No quiero saber de literatura por un buen rato. Me dejó exhausto, me dejó muy harto”, comentó.


Agregó que no podría volver a escribir una novela como ésta, “porque te destroza todo”.


“Cuando acabé una de las versiones de esta novela terminé en el hospital con una infección intestinal”, producto de la tensión física al momento de escribir.


Nada ingenua, A wevo padrino, es una épica que relata las gestas internas del mundo del crimen y sus repercusiones en la vida de un individuo.


Ese “tema” es naturalmente épico, lo que le permitió explorar la parte heroica. “Yo creo la primera exigencia que tiene un escritor es una exigencia ética, una exigencia literaria, no ser ingenuo y esto significa no creer que el mundo está dividido en buenos y malos”, lo cual implica asumir una postura crítica y no indiferente.


“Este mundo maniqueo, hipócrita, de los medios, supone que hay unos que son buenos y otros que son malos”.


“Ser maniqueo, ser manipulador, ser hipócrita, eso es ser ingenuo y pensar que hay una rayita que permita distinguir lo negro de lo blanco. Yo creo que la sociedad como las personas somos mucho más complejas”.


El narrador de la novela, el héroe, es muy silvestre pero muy sensible, un hombre que anda al ras de piso, que viene de ahí abajo y que padece los avatares del mundo y el México actual tan violentos.


A wevo padrino también es una indagación sobre el destino, en la que los personajes tienden a hacerse preguntas sobre el sentido de la vida y sobre cómo han llegado a donde están.


González parte de lo inesperado o las trampas de la vida para investigar cómo todo esto conduce a un individuo sensible y con ganas de superarse, a encontrarse atrapado y sin salida en el mundo del crimen organizado.



A la manera de varios autores para quienes la novela es una investigación y una indagación sobre la vida y sobre la realidad, González cree que “estas indagaciones forman parte tanto del carácter del artista como de la justificación del arte”.


“Para mí es importante como artista tener un compromiso ético de no suponer que es real lo que nos venden como tal el poder político y los medios de comunicación”.


Y de esa manera explotar las formas no convencionales de abordar la realidad. Por lo mismo, Mario González hace uso de la oralidad para construir el cuerpo léxico de esta novela, y se permite escribir las palabras como suenan, intercalar continuamente “groserías” en la narración y aprovechar la w, una letra olvidada por la norma oficial.


“Hay escritores que son intelectuales y otros que son artistas, el que es intelectual cree que sabe cómo es la realidad, comulga con la realidad que dan los medios y tarde o temprano” asume el discurso oficial.


Por su parte, “el artista no sabe lo que es la realidad y este reconocer que desconoce el entramado de la realidad es lo que lo obliga a indagar acerca de cómo está hecho el mundo” y cuál es el papel del hombre dentro del mismo.


A wevo, padrino es una novela cercana al público por ser “una historia entretenida, emocionante, una historia de aventuras", que también tiene la facultad de contar una cosa por arriba y otra por abajo. "Por arriba es muy ligera, por abajo es muy densa".


Superficialmente es una novela sobre la violencia y el crimen, en la que pasan muchas cosas. Por abajo es una aproximación violenta pero muy divertida a las entrañas del abismo.

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