Alejandro Flores

28.8.08

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Mikhail Rudy, una velada de pasión

Se presentó en la sala Nezahualcóyotl



El talento y romanticismo del mundialmente reconocido pianista ruso, Mikhail Rudy, revistió la sala de conciertos Nezahualcóyotl la noche del miércoles 27 de agosto, con un recital integrado por obras de Liszt, Chopin, Scriabin y Prokofiev.


El romanticismo que hizo transitar al espectador por una intensa gama de colores y emociones durante más de dos horas, inició con Ocho estudios, de Alexander Scriabin, compositor alucinante e irreverente, heredero de la tradición romántica.


Más adelante Rudy interpretó la pieza más esperada de la noche, Sonata para piano en si menor, de Franz Liszt, una partitura ambiciosa en la que los confines de la forma sonata son expandidos hasta el límite, lo que la hace una obra romántica que no se ciñe a estructuras rígidas. También una obra dulce que a cada paso se arrepentía de serlo y que Rudy sólo pudo frenar de tajo, como culminan las grandes emociones.


En esta pieza, el intérprete hizo danzar a sus manos sobre el piano como si se tratara de unos amantes, las notas agudas, la mujer y las graves, el hombre, que se gritan y se aman, se acercan y se alejan para finalmente unirse.


Finalmente, Preludios de Chopin, variaciones de tono, modo y estado de ánimo en torno del mismo tema que conforme se acercaba el final ganaban intensidad.


El público aplaudió de pie al ganador del premio Tchaikovsky, quien volvió tres veces a escena; la primera, para tocar la famosa “Dance of the Knights”, del ballet Romeo y Julieta, de Prokofiev.


Del 29 al 31 de agosto, Rudy se unirá a artistas de primer nivel comandados por el director de escena, Emmanuel Márquez, en la presentación de Petroushka y Cuadros de una exposición, que forma parte del X Festival Música y Escena.


Para la presentación de Cuadros de una exposición, de Modest Mussorgsky (1839-1881), se utilizarán los diseños de ocho talentosos pintores mexicanos para recrear este festín visual de imágenes y marionetas.


Con Petroushka, de Igor Stravinsky (1882-1971) se pretende reinterpretar a la mexicana esta historia de amor.

27.8.08

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23, sensualidad enigmática



La innegable sensualidad del grupo Blonde Redhead encontró como marco perfecto el Teatro de la Ciudad de México el sábado 23 de agosto.

Ante un recinto repleto, interpretaron sus éxitos, sobre todo los pertenecientes a su último disco 23, el número mágico de esta noche.







Kazu, entre la timidez y el desenfreno, contorneó su delgado cuerpo en un escenario azul-magenta que se desteñía con los silencios.

Misery is a Butterfly y 23 son sus creaciones más redondas y complejas por lo que vale mucho la pena escucharlas. Sobre todo 23, disco que representa la actualidad, sutileza y crecimiento del grupo.

Si Misery is a Butterfly (2004) marcó un repunte en su carrera musical, 23 (2007) la ha mantenido a la vanguardia.

El título de este álbum es enigmático y contundente: 23, cifra comúnmente asociada a la transición de energías dúctiles para un sendero evolutivo. Además, como curiosidad, es el número del apartamento en que viven Kazu Makino y Amedeo Pace, integrantes de la banda. Sin embargo, los integrantes de la banda explican que el nombre es fortuito.

Pero bueno, aprovechando el enigma, hablaré de tres canciones que sirvieron de eje al concierto del pasado 23 de agosto: “Dr Strangeluv”, el inicio; “23”, el punto álgido, y “Silently”, el preludio del fin.





La velada inició con una impostación melódica de sutil ingenio e interpretación, "Dr. Strangeluv", una canción que habla con claridad sobre el amor que ha cambiado. Una canción que aborda ese sentimiento con dulzura y pesadez pero sin aferramiento.



Por su parte, la canción que puso a vibrar al público fue "23"; en ella, la batería de Simone parece el trote de un caballo que sostiene su ritmo y es capaz de encontrar la calma en un mar de pulsiones que redobla Kazu con un suave coro sin letra.


Casi al final, previo al último encore realizado por la banda, “Silently” introdujo al espectador en una sonda electrónica que producía imágenes contrastantes en su mente: el mar, la aventura y el peligro, con la dulzura de la voz de una mujer que no deja de sentir, vivir y hasta bailar como niña: libre y sin pretensiones, pero también como una sensual sirena.


Junto con los dos discos recomendados y el concierto del día 23, es importante mencionar que en dicho evento dos canciones del disco Misery is a Butterfly quedaron para la anécdota: justo antes de interpretar la canción “Equus”, que hace referencia a un hecho trágico en la vida de Kazu, la cantante conminó a los presentes a levantarse de sus asientos que hasta ese momento permanecían en sus butacas; por su parte, “Melody” adquirió relevancia al ser la última canción del concierto.


Blonde Redhead forma parte de la casa discográfica 4AD, casa que tiene en su lista a artistas como Cocteau Twins, Lush, Pale Saints y This Mortal Coil.


En la realización del disco 23, la banda trabajó en la ingeniería de audio y mezclas con los conocidos Chris Coady (Yeah Yeah Yeahs, TV On The Radio), Alan Moulder (My Bloody Valentine, Nine Inch Nails) y Rich Costey (Franz Ferdinand, Muse, Bloc Party). A ellos debemos el sonido excéntrico del disco.




Discografía



  • Blonde Redhead, 1995
  • La Mia Vita Violenta, 1995
  • Fake Can Be Just As Good, 1997
  • In a Expresión of the Inexpressible, 1998
  • Melody o Certain Damaged Lemons, 2000
  • Misery is a Butterfly, 2004
  • 23, 2007

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Escribir me enferma

A wevo, padrino, de Mario González Suárez




Para el escritor mexicano Mario González Suárez, la literatura es una indagación pesada que exige al escritor no ser ingenuo sino valiente para aproximarse al abismo de lo real, aún sabiendo que la consecuencia física de este ejercicio es enfermar.


Sobre la escritura de su última novela, A wevo, padrino, menciona que "hace años yo trabaja de noche, fumaba y bebía mucho. Pero ahora todo lo he hecho en la mañana, con la luz del sol". Y es que "tiene partes que son muy macabras y muy fantasmagóricas. Y prefería tener la luz del sol para resistir todo lo que estaba viendo al escribir una novela así”.


Por eso ahora "me voy a dedicar a descansar y a trabajar en un proyecto fotográfico. No quiero saber de literatura por un buen rato. Me dejó exhausto, me dejó muy harto”, comentó.


Agregó que no podría volver a escribir una novela como ésta, “porque te destroza todo”.


“Cuando acabé una de las versiones de esta novela terminé en el hospital con una infección intestinal”, producto de la tensión física al momento de escribir.


Nada ingenua, A wevo padrino, es una épica que relata las gestas internas del mundo del crimen y sus repercusiones en la vida de un individuo.


Ese “tema” es naturalmente épico, lo que le permitió explorar la parte heroica. “Yo creo la primera exigencia que tiene un escritor es una exigencia ética, una exigencia literaria, no ser ingenuo y esto significa no creer que el mundo está dividido en buenos y malos”, lo cual implica asumir una postura crítica y no indiferente.


“Este mundo maniqueo, hipócrita, de los medios, supone que hay unos que son buenos y otros que son malos”.


“Ser maniqueo, ser manipulador, ser hipócrita, eso es ser ingenuo y pensar que hay una rayita que permita distinguir lo negro de lo blanco. Yo creo que la sociedad como las personas somos mucho más complejas”.


El narrador de la novela, el héroe, es muy silvestre pero muy sensible, un hombre que anda al ras de piso, que viene de ahí abajo y que padece los avatares del mundo y el México actual tan violentos.


A wevo padrino también es una indagación sobre el destino, en la que los personajes tienden a hacerse preguntas sobre el sentido de la vida y sobre cómo han llegado a donde están.


González parte de lo inesperado o las trampas de la vida para investigar cómo todo esto conduce a un individuo sensible y con ganas de superarse, a encontrarse atrapado y sin salida en el mundo del crimen organizado.



A la manera de varios autores para quienes la novela es una investigación y una indagación sobre la vida y sobre la realidad, González cree que “estas indagaciones forman parte tanto del carácter del artista como de la justificación del arte”.


“Para mí es importante como artista tener un compromiso ético de no suponer que es real lo que nos venden como tal el poder político y los medios de comunicación”.


Y de esa manera explotar las formas no convencionales de abordar la realidad. Por lo mismo, Mario González hace uso de la oralidad para construir el cuerpo léxico de esta novela, y se permite escribir las palabras como suenan, intercalar continuamente “groserías” en la narración y aprovechar la w, una letra olvidada por la norma oficial.


“Hay escritores que son intelectuales y otros que son artistas, el que es intelectual cree que sabe cómo es la realidad, comulga con la realidad que dan los medios y tarde o temprano” asume el discurso oficial.


Por su parte, “el artista no sabe lo que es la realidad y este reconocer que desconoce el entramado de la realidad es lo que lo obliga a indagar acerca de cómo está hecho el mundo” y cuál es el papel del hombre dentro del mismo.


A wevo, padrino es una novela cercana al público por ser “una historia entretenida, emocionante, una historia de aventuras", que también tiene la facultad de contar una cosa por arriba y otra por abajo. "Por arriba es muy ligera, por abajo es muy densa".


Superficialmente es una novela sobre la violencia y el crimen, en la que pasan muchas cosas. Por abajo es una aproximación violenta pero muy divertida a las entrañas del abismo.

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La hermana falsa, de David Miklos

"Soy un escritor concreto"




David Miklos, escritor mexicano de 38 años, se describe como un escritor concreto, que quita la “paja” a la manera de Alessandro Baricco y su idea del Bonsái narrativo, es decir, podando el texto.

En entrevista, el autor habla sobre La hermana falsa (Tusquets), su más reciente novela, en la que aborda el tema de los orígenes y de los encuentros de gente que produce más gente, eventos que pese a ser parte de nuestra propia historia muchas veces desconocemos; de las distintas repercusiones de la guerra, además de la importancia de la mujer como cuna y fuente de vida.

“Yo diría que hago una narrativa muy concreta, muy libre de paja y por lo mismo recurro mucho al ritmo”, dice Miklos.

Esta novela parte de una idea musical, la partita, sin ser una partita. Una idea musical que tiñe la composición y lenguaje de la obra por momentos poética.

La musicalidad de la novela se encuentra en las pausas, el ritmo, la agilidad del texto pero también en las síncopas y silencios.

“Es una narrativa que depende sobre todo de lo que no se dice más de lo que se dice”, continúa el autor.

El origen, el desplazamiento, el exilio, la creación de esos lugares que son ninguna parte, ciertamente la muerte como eje; el mar como una fuerza creadora-destructora y que nos rebasa y que sería una especie de personaje omnisciente, omnipresente y ubicuo, y la procreación, son la materia de la que se sirve para construir su narrativa.

La hermana falsa es una narrativa sobre el origen, seminal, sobre la creación de genealogías, de esos encuentros que tiene la gente y que producen más gente. “Es una novela que trata sobre las pulsiones más básicas”, explica.

“La escribí con mucho trabajo encima, con una relación de pareja bastante buena, pero compleja. No es autobiográfica. Sólo en el sentido de que soy fruto de varios exilios”.

Ciertas referencias al mar y a los ambientes en la novela nos hacen recordar la atmósfera de El Astillero, de Juan Carlos Onetti, y a Claudio Magris con A ciegas.

“Hay una influencia total de Magris, porque fue en Trieste cuando descubrí qué quería y cómo quería narrar, después de muchísimos años de escribir, después de pasar por el Danubio, de Magris. Los puertos que describo le deben mucho a Trieste; el ánimo de los personajes es triestino, melancólico”.

Por otro lado, “todos los puertos tienen una especie de hermandad, sobre todo puertos como dejados de la mano de Dios como Montevideo o cierta parte de Veracruz”.

Entonces el puerto parecería una especie de punto de encuentro o estación intermedia quizá en la búsqueda de tus personajes.

“Estos personajes desplazados están en un viaje, después de una especie de guerra -guerras más bien internas aunque como que no tienen muy claro a dónde regresar, están sueltos en el mundo”.

Se podría decir que en ese estar sueltos en el mundo se ven afectados por una serie de causas y casualidades.

“En el caso de esta novela, los encuentros de los personajes son aparentemente azarosos, pero el fruto de esos encuentros siempre es el mismo: gente que genera más gente”.

Así, La hermana falsa aborda el tema de los orígenes que desconocemos, de los eventos fortuitos que tendrán consecuencias inesperadas.

“El lector encontrará dos personajes que encaran una guerra de manera distinta y las dificultades que esto tiene en su devenir.”.

“Son las repercusiones que la guerra tiene sobre un clan”.

Entonces, ¿quién es La hermana falsa?

La respuesta a eso va por la idea de que existe “un vínculo no genealógico entre los protagonistas femeninos”.

Se trata de una novela ligera con un enredo intrigante, pues “hay una especie de rompecabezas de los personajes”. Hay que descubrir “quien viene de quién”. La hermana falsa invita al lector a descubrir el origen de unos personajes evanescentes, con un lenguaje ligero que agiliza la lectura haciendo de ella una experiencia gozosa de principio a fin.

La hermana falsa cierra una trilogía compuesta por La piel muerta y La gente extraña, tres novelas que forman parte de un proyecto originalmente pensado como una novela por entregas.



26.8.08

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Sensualidad a escena


Blonde Redhead se presentó en el Teatro de la Ciudad









La innegable sensualidad del grupo Blonde Redhead tuvo como marco perfecto el Teatro de la Ciudad de México el pasado 23 de agosto.


Eran las 9:25 de la noche cuando sonó la batería acompañando la voz de una mujer que atrae por su aparente inocencia y también por su honesta forma de actuar.


Así, empezaron con una impostación melódica de sutil ingenio e interpretación, "Dr. Strangeluv", con la cual Kazu Makino, la vocalista, aceleró, me atrevo a decir, el torrente sanguíneo de varios espectadores, tanto hombres como mujeres.


Kazu, entre la timidez y el desenfreno, contorneó su delgado cuerpo en un escenario azul-magenta que se desteñía con los silencios, y su cuerpo destilaba una impetuosa marea de ensueño al bailar con su peculiar estilo, clandestinamente sensual.


Sin límites ni frenos se fue adueñando poco a poco del teatro, que en principio parecía un tanto ajeno, más en su papel de espectador. Por eso Maki conminó a los presentes a levantarse de sus asientos, a menos que estuvieran cansados, y así convidarlos y romper la barrera escénica.


Los gemelos Pace propiciaron la intensidad como estribo para cabalgar. Simone dictando el ritmo, Amedeo armonizando y acompañando con la misma dulzura, violencia y temeridad que Kazu.


Un par de encores como interludios o dosificadores del momento cuasi extático. Ante lo cual, algunos de los asistentes comenzaron a gritar ¡Blonde-red-head! ¡Blonde-red-head! con el fin de que la banda regresara a escena.


Tras animar a la audiencia con el cálido beat de “Silently” volvieron al backstage para después, ya de vuelta al escenario, rematar la velada interpretando “Melody”.


Sin duda, el resultado fue una contención, no se trató de la catarsis griega, fue más bien la dulce y apabullante gloria del instante, que pasa, te llena y al final te deja para entender que sí, terminó el concierto pero la música sigue.

16.8.08

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Björk - Declare Independance

En plenos juegos olímpicos de Beijing, una estremecedora y estridente voz que traslapa un lamento humano con la iridiscencia de una bandera: Tibet.

15.8.08

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Björk - Declare Independance

En plenos juegos olímpicos de Beijing, una estremecedora y estridente voz que traslapa un lamento humano con la iridiscencia de una bandera: Tibet.

6.8.08

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Blonde Redhead en México

Música y vida llevadas al límite











La banda de rock Blonde Redhead, que se presentará en la ciudad de México el 23 de agosto, busca con su música emular la vida y la experiencia que de ella se tiene al rozar los límites.


La banda integrada por la japonesa kazu Makino (voz y guitarra) y los gemelos italianos Simone Pace (batería) y Amedeo Pace (guitarra y voz), mezcla silencios y tonos suaves, que en el momento más inesperado se transforman en sonidos punzantes y gritos de exasperación, con guitarras que copulan como una vertiginosa y dulce marea de cuerpos, siempre al ritmo brillante y sobrio de una batería grave y profunda.


Blonde Redhead fue comparada en sus inicios con Sonic Youth pero hoy se han quitado esa etiqueta al adueñarse de un estilo particular, muestra de la evolución que han tenido con cada álbum.


Son músicos que no se acotan a la rigidez de ningún tipo de estructura, y cuentan con ese plus que permite a muchos músicos descollar cuando encuentran, a veces sin quererlo, nuevos caminos para explorar en el inmanejable y poético sendero de la música, lo cual los ha hecho poseedores de un sonido realmente sofisticado, fruto de años de estudio y en parte debido a la afición que desde niña Kazu sintió por Mozart y Maria Callas.











Tienen siete discos, el más reciente lleva por título 23, uno de los mejores álbumes del 2007 y que vino a consagrarlos como grupo de culto.


Otro de sus álbumes más importantes es Misery Is a Butterfly, en cuya grabación Blonde Redhead tardó más de lo usual debido a un grave accidente que sufrió Kazu Makino al caer de un caballo, accidente al que aluden en la canción "Equus".


"Amo a los caballos porque me siento muy viva cuando estoy con ellos", diría después del accidente la vocalista del grupo.


Vida y peligro, excesos y desenfrenos conforman la materia que esta banda neoyorkina utiliza para aproximarse al acto de invención estética y artística.

"Todo lo que me haga sentir viva es importante para mí. A veces tomo hasta el límite, pareciera destruirme, pero en esos momentos me siento viva” dice Kazu en una entrevista.

El inicio de su canción “In particular” también muestra esta actitud: “Recostada sobre mi espalda / escuché música/ sintiéndome insegura y catastrófica / me tengo que decir ‘es sólo música´/ eso me deja perpleja/ pero así es”.


Y sí, así es, Blonde Redhead lleva las sensaciones al límite con gritos agudos, riffs sencillos, entre melódicos y estridentes, síncopas y silencios impredecibles y deslizamientos policromáticos sobre cuerdas eléctricas.


"Mis canciones a menudo vienen a mi mente, las escribo pero trato de no pensar mucho sobre ellas". Más intuición que razón o más bien instantes delimitados por una barrera de tiempo: la que dure cada track.

Instantes que por más breves que sean no es recomendable dejar pasar. Instantes que invitan a vivir sin límite.


4.8.08

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Solzhenitsin, la muerte de un sujeto


En Archipiélago Gulag denuncia los horrores del estalinismo


Con la muerte de Alexander Solzhenitsin, Premio Nobel de Literatura en 1970, se pierde parte del anhelo de movilidad de masas de la primera mitad del siglo XX, del pensamiento crítico, la rebeldía y la franqueza de alguien que vivió la tortura en carne propia.

Se trata de la muerte de un sujeto en una sociedad de masas que hoy es una sociedad teledirigida y sin oposición. Al hablar de sujeto entendamos una función y no un individuo: la función del pensamiento. Sujeto, pues, es el individuo que reflexiona sobre la realidad.

Solzhenitsin se incorporó en 1941 al ejército soviético como soldado y en 1945, siendo capitán en la Rusia oriental, fue arrestado bajo la acusación de propaganda antisoviética, al serle interceptada correspondencia que cruzaba con un amigo, en la que ambos criticaban abiertamente la política de Stalin.

Es condenado a ocho años de prisión y más tarde sería enviado a un gulag (siglas de la denominación soviética de la Dirección general de campos de concentración).

Ese fue el resultado de su disidencia y critica a un cerrado sistema totalitario, uno de tantos que a lo largo del siglo XX en Europa y América latina azolaron a la sociedad pensante.

Justo después de la década en la que se abría el férreo sistema político del estalinismo en la URSS, la dura maquinaria de estado denunciada y desarmada por el XX Congreso del PCUS, con Nikita Kruschev a la cabeza, se publica Archipiélago Gulag, con la que Solzhenitsin se sirve de su experiencia propia para describir la “trituradora de carne humana” que lo había atrapado junto con millones de compatriotas soviéticos, como una especie de homenaje y tributo a ellos, la gran mayoría campesinos y trabajadores.

Solzhenitsin escribe en Archipiélago Gulag lo siguiente: Ya en la primavera de 1918 fluye una incesante riada de socialtraidores, una riada que duraría muchos años. Todos estos partidos – socialistas revolucionarios, mencheviques, anarquistas, socialistas populares – estuvieron haciéndose pasar por revolucionarios durante décadas, ocultos bajo una máscara, y si habían estado en presidio era también para seguir fingiendo. Y sólo bajo el impetuoso cauce de la revolución se descubrió la esencia burguesa de estos “socialtraidores”.

Cuando apareció Archipiélago Gulag, el sistema soviético era sólido y libraba una guerra sin cuartel contra Solzhenitsin. Un sistema que prometió revolución y finalmente otorgó represión y crimen.

A partir de 1966 el nombre de Solzhenitsin fue silenciado y su producción ocultada. En 1974 sería expulsado de la Unión Soviética, consumando así la mayor tortura que puede cometer un estado totalitario contra un escritor: condenarlo al silencio y por tanto, al olvido.

Solzhenitsin se mantendría como un autor de una inteligencia, franqueza y humildad notables. Cautiverio y enfermedad marcarían la literatura de este escritor, capaz de indagar en la experiencia personal y en sus propios demonios para entender la historia y la condición humanas.

Por eso se metía en la entraña de su propia enfermedad. Esa es la razón por la cual en sus novelas integra salas hospitalarias o celdas, pabellones de cáncer o campos de concentración, enfermedad o cautiverio.

“Hubo un filósofo que afirmó –escribe Solzhenitsin- que si el hombre no padeciese enfermedades no conocería sus propias limitaciones”. Parecería decirnos que todo el sufrimiento y la barbarie no deben olvidarse sino servir para el futuro del hombre.

Su muerte abre una herida incurable en tiempos en los que un nuevo fantasma recorre el mundo: una especie de ética cuyo fin es la retirada del pensamiento, una nueva forma de vivir en el confort de lo ligero y en la expansión del conformismo televisivo.


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Mario Santiago y su retina lírica




Jeta de santo, testimonio enriquecedor



Entrevista con Rebeca López y Mario Raúl Guzmán







Mario Santiago Papasquiaro, quien murió atropellado en la colonia Balbuena una fría noche de enero de 1998, era un poeta de tiempo completo, un poeta de cabo a rabo a quien nada le era indiferente, una persona con la que tenías que estar a las vivas y con quien lo cotidiano se volvía intenso.

Santiago fundó a mediados de los 70’s el grupo mexicano conocido como Infrarrealismo, integrado por jóvenes para quienes la poesía era la única bandera estimable y probablemente auténtica, jóvenes que como los autores contraculturales estadounidenses querían lanzarse a los caminos y también querían “partirle su madre a Octavio Paz”, representante de la cultura oficial mexicana de esos tiempos.


Rebeca López, su viuda, en entrevista a propósito de la publicación de Jeta de santo, antología poética del autor, concuerda con que él tenía una personalidad problemática; es decir, propia de una persona que se hacía preguntas sobre todo, sobre lo que veía, lo que sentía, no para encontrar respuestas precisas sino como una forma de vivir.


Recuerda que a Mario “le importaba todo, el peso que cada cosa tenía en la existencia para él era tan trascendental que no podía ser superfluo o hacer de las cosas algo superfluo, ni una conversación ni una mirada, ni una vuelta ni un giro”.


Para él “nada podía ser circunstancial, puesto que la vida tiene un peso, una densidad, pero él también (tenía) una capacidad enorme de jugar con toda esa densidad”. Pero “un juego serio, así como lo planteaba Julio Cortázar: vamos a ver el juego como lo toman los niños, de la manera más seria”.

Y como un juego, también “es lúdico, es gozoso, es una aventura muy consciente, porque en el momento en el que tú haces de una aventura la palabra y te lanzas a buscar, no sueltas amarras, o sea desde ese momento tienes que tener una mirada muy clara y muy firme porque si no te puedes perder en un uso del lenguaje banal o en una estructura”.


Por su parte el poeta Mario Raúl Guzmán, prologuista del libro, precisa que “no todo le parecía importante. Ni a Balzac le parecía todo importante. Todo artista discrimina. Todo artista hace a aun lado un montón de cosas que le parecen irrelevantes”. Más bien, nada le era indiferente.


Santiago fue un romántico denso, profundo, preocupado por los temas inagotables e inabarcables, los que exigen ser retorcidos infinitamente. Esto que puede parecer una pérdida de tiempo, para personas como Santiago era una forma de rebeldía contra los convencionalismos sociales y las pautas de una cultura en la que se nos ha acostumbrado a vivir en busca de resultados, riquezas materiales, innovaciones, experiencias fugaces e intensas.


“Todos los días escribía, todo el tiempo escribía, aunque no tomara una pluma él estaba procesando todo de una manera poética, todas las experiencias entrelazadas con las lecturas que él hubiera hecho, con las películas, la pintura”, continua Rebeca.


“Todo su día giraba alrededor de caminar muchas horas y en ese trayecto iba escribiendo, en lo que fuera, en el periódico, en el libro que iba leyendo en ese momento. Se detenía, escribía, seguía caminando, en un boletito del metro, en una servilleta”, añade la también poeta.


A propósito, es conveniente recordar lo que cuentan sobre Santiago sus amigos infrarrealistas: era un peligro prestarle libros porque él los regresaba con múltiples anotaciones y versos entre líneas o si no los devolvía arrugados porque se bañaba leyendo.


¿Podrías ahondar un poco en más en esto que dices sobre la “percepción poética” con la que vivía Santiago?

“Todo su latido estaba siempre en consonancia con encontrar en las cosas que están “ahí” otra cosa más. Si en este momento mismo él llegara tendría cosas que decir sobre este hecho” en particular.


"Mi poesía es mi semilla obsesiva…/ mi poesía es mi sonrisa / mi lujuria / mi gula / mi galáctico estilo de vagabundear sin un quinto”, diría Santiago en el poema “Tatuaje”.



El fundador del infrarrealismo era un constructor de imágenes, un lector cuyos ojos registraban voces y tempos para reinterprerlos de forma lírica, como Apolo pero sin acercarse al Olimpo. Pues nada sería más peligroso que eso para un poeta como Santiago, que buscaba lo infra más que lo supra o para quien el camino de lo supra sólo podía hallarse después de un viaje iniciático y bastante “jodido” por lo infra.


“El siempre dijo ‘Yo soy infrarrealista’. Quienes formaron parte de ese grupo no dejaron de serlo, no dejaron de escribir, por su misma naturaleza no tenían como prioridad lo público sino la escritura integrada a su vida cotidiana”. Esa “fue una convicción que Santiago llevó hasta la muerte, con todo lo que eso conllevaba”.


¿Y qué conllevaba?


“Que si tú propuesta es ir más allá, si buscas caminos en los que nadie va a arriesgar”, no sueltes amarras. Ellos decían “Déjenlo todo nuevamente, los que ya se habían desafanado, no, otra vez y además, más allá, es más allá”.


El camino de Mario “no era la oficina, el cargo público, el cheque de honorarios. No dejó de ser un infra. Jamás iba a hacer relaciones públicas para ver si alguien le daba una chamba o lo publicaba o si hablaban de él en un periódico. Perdón, pero eso ya no tiene nada que ver con la poesía, es una contradicción”, considera Rebeca López.



Era un poco más “libre”.


“Sí, pero no creas que el hecho de ser libre es estar suelto. Eres libre porque no te vas a detener a lo que crees que hasta ahí llega, sino que puedes irte más allá, o sea, no te vas a sujetar a si a ti ya te dijeron que “esto” llega hasta aquí. No, tú no temes encontrar porque estás buscando más cosas. Es la libertad de permitirte dejarte ir, buscar, buscar, siempre buscar.”



“Para él la poesía es un medio y un fin”.



Podría decirse que es una libertad bastante pesada. Una libertad comprometida pero libre de aferramientos, como en cierta leyenda budista en la que un maestro aconseja a su discípulo matar al buda si lo ve. Esto puede interpretarse como no dejarse engañar por las apariencias, en no conformarse con lo que se ve en el difícil camino que es la vida.



¿Por qué publicar esta obra póstuma? O sea ¿de dónde surge esta intención?

“Creo que es fundamental que Santiago sea conocido a través de su poesía, no a través de lo que se cuente de él, no a través de la imagen que alguien ha creado de él, sea buena o mala”.


Esto es más claro si advertimos que el personaje Ulises Lima de Los detectives salvajes, del chileno Roberto Bolaño, esta basado en Mario Santiago.


¿Por qué leerlo?

“Porque su testimonio nos enriquece”, dice Mario Raúl Guzmán, “él fue testigo de su época. A lo largo de su poesía podrás advertir que él da su testimonio de todo lo que le parecía importante. No sólo de sus asuntos personales”.


Mario Santiago fue corrector de estilo en El Financiero un año entero. “Imagínatelo un año corrigiendo notas de tema económico y por supuesto que sabía leer esas notas, sabía extraer lo que a él le pareciera importante en notas que tienen que ver con el mercado de valores”.


“Hay dos o tres poemas suyos que publicó El Financiero en la sección cultural. Por ejemplo el que dedica a la memoria de John Lennon. Es una crítica a la industria que se apropió del rock como manifestación de rebeldía juvenil en Occidente y que la convierte en una rama de sus negocios.


Hace un reclamo a ese fenómeno de mercantilización del arte que ahora vemos cotidianamente en los periódicos. Vemos que el cuadro de tal pintor, y a veces se trata de pintores que padecieron penurias económicas, están en las bolsas de valores cotizándose a la alza y en las casas de remates de obra alcanzado cifras astronómicas, y él lo critica, impugna que la obra de arte sea absorbida pasando por encima de sus valores estéticos y sea convertida en un objeto de transacción mercantil.


Sin embargo, al momento de publicar esta antología poética, se podría decir que Santiago pasa a formar parte de esa maquinaria que él aborrecía.


“Una contradicción en un mundo tremendamente contradictorio, y en la que estamos todos atrapados”, contesta Guzmán. “Pero su poesía se defiende solita”, agrega.


Se podría decir que “la poesía abrió su camino”, aporta Rebeca.


Jeta de santo es una imagen muy cercana de la poesía de Mario Santiago, vuelve independiente su poesía.


No está aquí la leyenda urbana, no está aquí la biografía de un hombre, no están aquí los manifiestos de la inconformidad, lo que está aquí es una poesía que si tú lector decides que lo quieres conocer pues te diriges a una librería o a una biblioteca ―espero que llegue a esas de las del parque― y así puedes acceder a él o te lo puedes robar como ellos (los infras) también lo hicieron” concluye la viuda de Mario Santiago.


Mario Raúl Guzmán recuerda cómo era estar con Papasquiaro y dice: “Tenías que estar a las vivas. No te daba tregua. Te obligaba a que estuvieras a tu máximo, si no, no podías estar con él. Tenías que estar muy despierto y si no te fustigaba. Si bajabas la guardia o mostrabas pereza arremetía contra ti. Frente a él no se podía bostezar. Era muy punzante, un tipo de inteligencia notable y todo el tiempo te estaba acicateando porque pusieras también tu inteligencia en marcha”.



“Frente a gente petulante, frente a personas pedantes era terrible, eso no lo soportaba, cualquier persona que llegara con ínfulas de ‘yo soy novelista’ o ‘yo soy poeta’ corría un gran riesgo frente a Mario Santiago. No se quedaba impune. Si llegabas con naturalidad te podía dar diálogo, podía ser muy cordial, lo que no soportaba es que la gente se pasara de la raya, que llegara con pretensiones queriendo apantallar, eso no lo soportaba. A mucha gente la zarandeó porque no le gustaba la petulancia”.



El “siempre andaba hasta arriba. Nunca logré entender cómo alguien se puede mantener casi todo el tiempo, arriba. O sea uno está arriba un rato luego vas y te tiras en la hamaca”.



“Cualquiera de nosotros es capaz de ver una película por puro entretenimiento o ver cualquier tontería. Él no, si la película no le estaba diciendo nada se salía”.

Por su parte, Rebeca menciona que estar con él “era algo muy intenso”.

“Estaba tenso hasta en el sueño. Al dormir en la misma cama, a veces llegaba a sentir su cuerpo tenso. Su cuerpo estaba dormido pero había mucha tensión. Otras, al despertar me contaba el sueño que había tenido y eran sueños muy cargados”.

Un poeta muy intenso en toda la extensión del término. “La muerte no es no poder comunicarse sino no poder ser comprendido”, recordaba Santiago de un poema de Pier Paolo Pasolini, un poema que parecería condensar la actitud de vida de este poeta mexicano, quien la asumía de una forma intensa, pues si vivir es comunicarse, vivir intensamente es hacerte entender aunque sea a gritos, aunque haya lágrimas, moretones y dolor, aunque se te revuelva el estómago o se te anude la garganta pues comunicarse realmente exige valentía y honestidad para decir sin rodeos ni medias tintas lo que uno piensa.

Y en ese grado alcanzar una veta de autenticidad, como para los poetas infrarrealistas lo es la poesía integrada a la vida, de una forma profunda, abismal y vertiginosa. La poesía en la retina, la poesía como forma de vida y no sólo como producto artístico.















Jeta de santo. (Antología poética 1974-1997), FCE, 262pp. $270.

Para más información sobre infrarrealismo puede consultarse la página http://www.infrarrealismo.com/ o el octavo número de la revista Nomedites, que se puede conseguir en la librería La Torre de Lulio (Nuevo León #125, Col. Condesa).