Alejandro Flores

26.6.08

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Espuma lánguida a un remitente borroso

Las venas del silencio se entretejen en una espuma de lánguidos senderos.
¿Que qué?
Sí, que las venas palpitan arrasando la inmensurable incomprensión del sentimiento de espera. Cuando la espera es esperanza y se siente en las venas que parecen llagas abiertas.
Es decir cuando mis venas, por no decir mi sangre o por no decir mi vida o por no decir lo que soy justo en este instante, se hinchan y se enroscan pesadas por todo lo que hay dentro de ellas. Y lo que hay dentro de ellas se funde con la bilis y entonces se produce la emoción, o bien la sensación de que se vive, a menos que eso no sea del todo cierto.
Me explico mejor sin los velos de esta reciedumbre humana en tratar de parecer interesante: los últimos días he andado con un particular deseo por saber cómo te encuentras e incluso por saber dónde te encuentras, si es que existen caminos para llegar a ti y saber dónde diablos se consiguen o se encuentran.
¿Mediante huellas telefónicas, coordenadas electrónicas en mensajes de texto o correos en Internet?
No sé. Tal vez te mareo.
Pero si te mareo ojalá sea de vértigo.
Es decir, de un miedo que esconde una pizca de motivación por aventarse al vacío y ver qué pasa. Comprobar si el vacío es en realidad vacío o está tan lleno como los abismos.
Comprobar si de detrás de unos ojos se esconden los más nítidos e inefables secretos del mundo. O intentar tenderle una trampa a la vida, queriendo asirla con la intención de ordenarla.
Soy una pesada enredadera de ficciones nostálgicas.
Chale. ¿En serio? Tal vez es demasiado.
Bueno, eso digo. Quiero que sepas que te platico como imaginando el momento en que tus ojos lean estas letras, cuyo único motivo es que las leas, tal vez para que sepas que por aquí ando, tal vez como una pertinaz esperanza, tal vez porque no se me ocurre nada mejor que hacer, tal vez para espantarte. La vida es muy contradictoria y sobre todo los seres humanos.
Venas. Pálpito. Incomprensión. Espera.
Todas incógnitas y todas verdades.
Pero verdades posibles: huecas, oscuras, lumínicas.
Doy rienda a esta serie de palabras.
Estoy vivo y sin entender completamente qué está ocurriendo que una palabra tuya sirve en estas horas como un revulsivo para mi indigestión.

Juego, pienso y sonrío.
Mientras pueda.
Un beso nocturno